El tiempo es solo otro trámite... ~ Pruébame blogger!

viernes, 12 de marzo de 2010

El tiempo es solo otro trámite...

Noche cerrada. Coche oscuro. Un hombre se para al lado de una cabina telefónica, por el lado donde no da la luz de la farola contigua, ocultando su cabeza con una gorra oscura, una bufanda y una chaqueta con el cuello alzado. El frío parece no afectarle mientras espera, paciente, que otro hombre llegue caminando desde aquel coche, que se paró unos metros más adelante y luego siguió su curso. Intercambian un par de miradas, un maletín y solo unas pocas palabras: si cumples te daremos el resto; el tiempo es solo otro trámite.

Del mismo modo en que casualmente se encontraron en la zona más oscura de aquella calle apartada, se separaron cada uno por su lado. El primero nada más perder de vista al segundo abre el maletín para cerciorarse de su contenido. Parece que todo es correcto. Su cara no se altera tras comprobar el dinero, como tampoco se hubiera alterdado si dentro no hubiera encontrado nada. Era un asesino, el mejor, le pagaban por miedo a que le diera por hacer un trabajo gratis. Le pagaban porque siempre era mejor tenerlo de aliado que de enemigo.

Iba a ser un trabajo fácil, pero como siempre, se tomaría todo el tiempo necesario para establecer diversas formas de cubrirse las espaldas. El tiempo es otro trámite. El tiempo es solo una barrera psicológica entre tu objetivo y tu. Da igual tardar más o tardar menos, lo que importa es lograr hacer un trabajo limpio. Cuanto más quirúrjico, menos problemas. Cuantos menos problemas, mejor pagado. Cuanta más pasta, mejores trabajos. Más divertidos. Sin embargo, había algo en este trabajo que no le gustaba. El hecho de tener un límite, de tener que hacerlo antes de una semana le ponía nervioso. El hecho de que le pagaran tanto por algo a priori tan fácil también. Quizá, conociendo su fama, pagaban más por el mero hecho de hacerle trabajar contrareloj. Nunca aceptaba trabajos bajo presión, con otras reglas diferentes a las que él imponía... ¿por qué había aceptado este? no lo sabía. Quizá para salir de la rutina, para probar algo nuevo, quizá porque una especie de fuerza le empujaba. No creía en el destino, pero quizá el destino si creyera en él. Aún así volvió a pensar sobre lo que había hecho. Le sobraba el dinero, podía comprar una isla, la inmunidad y retirarse, y aún así seguir siendo rico el resto de sus días... ¿por qué entonces?

Mientras engrasaba el rifle y su automática iba haciendo planes y conjeturas mentalmente. Mecánicamente volvía una y otra vez a armar y desarmar y a comprobar lo bien que encajaban las piezas y la carga de munición. Estaba nervioso, esto lo no hacía desde las primeras veces que se había lanzado a la aventura sin apenas experiencia. Eran tiempos duros. ¿Por qué teniendo la vida resuelta seguía matando? ¿por qué elegía aquella absurda misión? ¿qué detalle se le escapaba? ¿por qué no tenía sentido?...

Click. Encajó en su mente como encajaba el tambor lleno de balas al amartillar una magnum. Seis ideas letales listas para ser disparadas, seis mensajeros de muerte dispuestos a cantar una oda a las parcas, seis pensamientos de odio y arrogancia iluminaron las tinieblas de la propia mente del asesino. Seis personas que formaban una cadena que iba a terminar con su propia vida. Ahora lo veía claro, ahora veía la sucesión de sus últimas víctimas, ahora veía el objetivo claro para el cual le habían hecho los últimos encargos, ahora veía por qué le pagaban tanto dinero, para que no pudiera rehusarlo, para comprar su voluntad y lo que le quedaba de alma. Seis personas le separaban de la muerte. Los conocía a todos menos a uno. El gran jefe siempre supo usar hombres de paja y matones venidos a menos para cubrirse. Y lo suficientemente listo como para mandar al mejor asesino a realizar su mejor trabajo: acabar con todos sus problemas y por último acabar con la única persona que podía saber como habían ocurrido todas las cosas de una tacada. Y casi había conseguido hacerle caer en su trampa. Si no se equivocaba, aquel último tipo que tenía que matar, aquella fácil misión que ahora le ponían en bandeja, consistía en matar al mismo jefe.

No sabía como lo iban a hacer, pero el asesino presentía que la presunta muerte del gran jefe solo sería una coartada perfecta, una gran cortina de humo tras los asesinatos de los jefes de las bandas rivales para desaparecer sin haberse ido nunca y controlarlo todo tras el caos inicial desde la sombra, como tanto le gustaba. Y su instinto le decía que ese mismo día, sin haber conseguido matar al jefe, le cazarían a él. Era una trampa obvia, un trabajo demasiado fácil, no había otra explicación posible en la que encajaran todas las piezas. Así que solo tenía una semana para cargarse a la cúpula mafiosa, a los seis. El problema era averiguar quien era el jefe antes de mover ficha; matar a cinco solo haría que su vida fuese en adelante un infierno y eso le ponía en una difícil situación. No podía huir, a sabiendas que le perseguirían fuera donde fuera. Sabía demasiado incluso cuando su política era no saber nada de los trabajos que realizaba. Pero no sabía quien quería matarle. Solo sabía que si quería desaparecer es porque alguien había conseguido seguirle la pista. Y eso es lo que tenía que averiguar.

Pero las misiones que le habían otorgado le decían que la mente que lo preparaba todo, la que le mandaba a actuar, era la más fría, analítica y despiadada que conocía. Por adelantado le daba más información de la que requería para hacer un buen trabajo, se adelantaba a sus pensamientos preparándole incluso vías alternativas de escape si la cosa se complicaba. Dioses, si había una persona mejor que él, ese parecía ser el jefe. Sospechaba que si el jefe no asesinaba directamente era porque era mejor estratega que asesino, no porque no dominara el arte del crimen. Ahora veía claramente donde se había metido. Y ese sitio no era más que en su propia tumba.

2 comentarios:

Vicky A. H. pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

¿A veces no se entienden las cosas hasta que es demasiado tarde y ya estás demasiado metido como para que no se vuelvan en tu contra? Supongo que en algunos casos no está mal que se manipule a quien no tiene escrúpulos para darle de su propia medicina... Besitos!!

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Te veo puesta en el tema :D

 

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